Reciclaje y Orden
Cómo embalar adecuadamente un paquete para enviarlo
Aunque el comercio electrónico proveniente de las grandes superficies sigue abarcando la mayor parte de los más de 1.000 millones de envíos de paquetería que se realizan en España al año, una porción de estos corresponde a pequeñas empresas y gestiones particulares.
De hecho, es posible que en alguna que otra ocasión hayas necesitado realizar un envío de paquetería a título personal, bien para vender algún artículo a otra persona, para hacer un regalo o incluso para realizar una devolución tras completar una compra y comprobar que no era lo que esperabas.
Tanto si ya lo has hecho como si no, seguramente seas consciente de que, para realizar un envío de paquetería, es importante saber cómo prepararlo. Y, para ayudarte en este proceso, hemos reunido una serie de consejos para que puedas embalar adecuadamente un paquete para enviarlo.
Razones para cuidar el embalaje del paquete
El envío de un paquete a través de una compañía de logística tiene un objetivo básico: que el producto que mandamos pueda llegar en perfecto estado al destinatario que hemos asignado. Así que es fundamental que lo protejamos apropiadamente para:
- Evitar que reciba un golpe o caída durante el transporte.
- Impedir que sea dañado por agentes externos, como por ejemplo, la lluvia, el calor o el polvo.
- Facilitar tanto su manipulación como su almacenaje por parte de la empresa que lo va a transportar.
- Que cuente con un correcto etiquetado que permita saber su origen y destinatario, además de informar sobre su contenido (en caso de ser necesario).
Aspectos a tener en cuenta antes de realizar el embalaje del paquete
La contratación de un servicio de envío de paquetería supone cumplir una serie de requisitos para su embalaje. De esta forma, tanto si elegimos la opción de Correos como otra de las muchas disponibles, es básico que nos informemos sobre las instrucciones que indica la compañía de nuestra elección. Normalmente, podremos encontrar esta en su página web o, si no es así, podemos dirigirnos a una de sus oficinas para que nos aclaren sus condiciones.
Además de quién se encargará de realizar este servicio, también debemos tener en cuenta las características del objeto que vamos a enviar. Su tamaño y peso determinarán las medidas y capacidad de resistencia del paquete que deberemos utilizar para utilizarlo; y su fragilidad, el nivel de protección o seguridad que tendremos que aplicar para que pueda transportarse perfectamente.
Y, por último, es fundamental que nuestro embalaje vaya en consonancia con el tipo de envío que vamos a realizar. Por ejemplo, si se trata de un envío internacional es recomendable que, además de reforzar su protección (a más kilómetros, más riesgo de que sufra un percance), contratemos un seguro específica para garantizarnos que, en caso de que haya cualquier problema, nuestra reclamación tenga un final feliz.
Fases del embalado de un paquete
Embalaje exterior
En primer lugar, tenemos que decidir qué material envolverá aquello que vamos a enviar. Para los artículos más grandes, lo habitual es utilizar un material práctico y resistente como el cartón, en cuyo caso debemos preocuparnos de que este sea de buena calidad, de doble capa y con resistencia a la humedad. Y, para los más pequeños, puede sernos suficiente con un sobre de papel correctamente acolchado.
Además, hay que evitar reutilizar embalajes ya usados con anterioridad, y este debe ser lo suficientemente amplio como para que el objeto quepa en su interior sin problemas y quede perfectamente envuelto. La clave está en encontrar la caja del tamaño adecuado, ni demasiado grande (para que no se deforme), ni demasiado pequeña (para que no se rompa).
Y otro aspecto relevante es que pueda resistir adecuadamente el peso de lo que tenga en su interior sin romperse o deteriorarse. En todo momento hay que tener muy presente que nuestra caja puede acabar apilada junto a otras, por lo que es necesario que sea lo suficientemente fuerte como para soportar situaciones de cierto estrés para el material.
Finalmente, hemos de asegurarnos de proteger las zonas puntiagudas o peligrosas que pueda tener el embalaje. Una buena forma de hacerlo es utilizar cinta adhesiva para cubrirlas o redondearlas.
Protección interior
Este apartado no es obligatorio, pero sí tremendamente recomendable. Lo habitual es que el objeto que vamos a enviar no encaje perfectamente en el embalaje exterior. Así que, para evitar que se mueva, que ‘baile’ o que incluso se golpee durante su viaje, debemos rellenar los espacios vacíos con material acolchado y deformable: plástico de burbuja, film de espuma, papel de periódico, poliespán, bolsas inflables, gomaespuma, virutas de polietileno, cartón corrugado, paja, etc.
Para conseguir el mejor resultado, es fundamental no dejar espacios vacíos y que el objeto no esté en contacto en ningún momento con la parte interior del embalaje. Y si en un solo paquete viajarán varios artículos, la mejor opción será envolver cada uno de forma independiente, así como usar separadores con las formas y medidas adecuadas para que no entren en contacto entre sí mientas el paquete sea desplazado.
Precintado
El embalaje tiene que estar correctamente cerrado y precintado para que nada de su interior se salga durante el proceso de envío, distribución y entrega. En consecuencia, tenemos que asegurarnos de que el paquete queda bien sellado y reforzado por todos lados y de reforzar todas las costuras de la caja.
Para hacerlo, podemos usar cinta adhesiva, que deberá ser más resistente cuanto más grande y pesado sea el paquete. Lo apropiado es que nos hagamos con una que esté específicamente diseñada para el precintado y embalaje de los paquetes, y que también se adapte tanto a las medidas de la caja como a sus características.
Etiquetado del envío
La etiquetas deben cumplimentarse tal y como indique previamente la compañía de transporte. Lo habitual es incluir los datos de entrega (identificación del destinatario y domicilio o punto de destino), los datos del remitente (para que nos pueda regresar si el paquete no se puede entregar) e información de interés (como el peso, si lo que hay en el interior del empaquetado es frágil o inflamable, etc.).
Si el envío del paquete lo hacemos desde una oficina del operador, el proceso de etiquetado lo podremos realizar fácilmente a partir de las etiquetas que nos faciliten. Y si nosotros lo hacemos en casa, lo ideal es que preparemos las etiquetas mediante la herramienta que nos facilite la compañía: creándola nosotros mismos de forma online, usando un software específico o utilizando un sistema automático que la prepare una vez que aportemos la información necesaria.
Después, solo tendremos que imprimirlas y pegarlas adecuadamente en la parte frontal del paquete:
- Abajo a la derecha o en el centro, los datos del destinatario.
- En la parte superior izquierda, el remitente.
¿Es necesario asegurar el envío de mi paquete?
Normalmente, las tasas que pagarás para realizar el envío incluyen un seguro estándar. Las características de este dependerán de la compañía y del propio envío (si es nacional o internacional). Por ejemplo, en el caso de Correos, la opción estándar cubre incidencias como extravíos, robos en el reparto, daño en la mercancía o faltas de contenido; y se factura un importe pactado según los kilos tasados del paquete.
Lo idóneo es que hables con el operador con el que vas a realizar tu envío, para que te aclare este aspecto y lo que cubre su seguro, en caso de tenerlo. Y si su respuesta no te convence lo suficiente, puedes plantearte la contratación de un seguro adicional, cuyo coste y cobertura dependerá del paquete que vayas a enviar. Si bien, este suele estar valorado en entre el 3 y el 10 % del precio del porte si es un envío de pocos kilos (siempre que tenga un valor importante); y acostumbra a cubrir 25 euros por kilogramo de mercancía dañada.
Envío con número de seguimiento
En último lugar, si quieres poder controlar en todo momento el estado de tu envío, lo mejor es que, a la hora de contratarlo, lo hagas para que incluya un número de seguimiento. Te resultará un poquito más caro, pero tendrás la tranquilidad de saber dónde se encuentra en tiempo real y recibirás la confirmación de entrega cuando llegue a las manos de su destinatario, a la taquilla inteligente que este haya fijado o a su punto de entrega.
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